Muerte de Robert Badinter
Cada uno de nosotros se ha enterado con profunda emoción y tristeza personal del fallecimiento de Robert Badinter, eminente miembro del Comité de Honor de la Fundación René Cassin. Había participado en varios coloquios de la Fundación, culminando con su último testimonio el pasado mes de diciembre en la jornada internacional organizada por la AFNU y la Fundación René Cassin con motivo del 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El Instituto Internacional de Derechos Humanos apoyó su incansable lucha por la abolición universal de la pena capital, y participó en el homenaje que se le rindió en el Instituto de Francia en 2021 con motivo del 40 aniversario de la «Ley Badinter». Pero también hay que destacar la dimensión europea del compromiso de Robert Badinter, que contribuyó a la plena aceptación de la jurisdicción del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en 1981, y a la redacción del Protocolo nº 6 del Convenio para la abolición de la pena de muerte a escala continental. En sus Mélanges en l’honneur de Robert Badinter L’exigence de justice, el propio Jean-Paul Costa destacó la relación entre «Robert Badinter y el Convenio Europeo de Derechos Humanos». Este compromiso tuvo también una dimensión paneuropea, con la creación de la Corte de Conciliación y Arbitraje en el seno de la OSCE, de la que Robert Badinter fue el padre fundador, tras su experiencia al frente de la Comisión de Arbitraje para la Paz en Yugoslavia, sin dejar nunca de alentar a sus sucesores con benevolencia y lucidez. Hasta el final, se cuestionó el futuro de un continente desgarrado por la guerra, publicando con Bruno Cotte y Alain Pellet una sombría acusación: Vladimir Poutine, l’accusation. Hombre de la Ilustración, biógrafo de Condorcet, intelectual de la política, con Elisabeth Badinter, marcado por las tragedias de la última guerra mundial, fue contra viento y marea un ferviente defensor de una concepción humanista y universal de los derechos humanos. Robert Badinter hizo hincapié en la lucha contra todas las formas de discriminación, del antisemitismo a la homofobia, en la protección de las víctimas y los derechos de los detenidos, y sobre todo, hasta el final, en el respeto de la dignidad inherente a toda persona. Frente a los excesos ideológicos y la violencia política, nunca dejó de reclamar el derecho y la justicia. Puede que echemos de menos su voz única, a la vez profunda y cálida, pero su incomparable ejemplo ha dejado una huella indeleble en generaciones de juristas, académicos, abogados y magistrados. Sus obras y sus luchas siguen vivas. La Fundación René Cassin envía su más sentido pésame a su familia y amigos.